Autocompasión vs. Autocrítica: Transforma tu Diálogo Interno y Háblate con Amabilidad

Autocompasión vs. Autocrítica: Transforma tu Diálogo Interno y Háblate con Amabilidad

¿Cansada de tu Crítico Interno? Descubre el Poder de la Autocompasión

 

¿Alguna vez te has sorprendido hablándote de una forma que nunca usarías con alguien a quien quieres?
Esa voz interna que te juzga, compara o exige puede parecerte necesaria (“así me esfuerzo más”), pero en realidad suele tener un efecto contrario: te bloquea, te desgasta y te aleja del bienestar emocional.

La autocompasión, en cambio, no significa “tenerse lástima” o ser indulgente, sino tratarse con amabilidad cuando las cosas van mal, igual que lo harías con un buen amigo. Es una herramienta poderosa para reducir la autocrítica y cultivar la amabilidad contigo misma

En este artículo exploramos qué diferencia a la autocompasión de la autocrítica, por qué nuestra mente tiende a juzgarnos y cómo podemos cultivar una relación más sana y compasiva con nosotras mismas a través de herramientas de mindfulness y del enfoque de la Terapia IFS (Sistema de Familia Interna).

 

¿Qué es la Autocompasión y Por Qué es Clave para tu Salud Mental? 

 

La psicóloga Kristin Neff, una de las principales investigadoras en este campo, define la autocompasión como la capacidad de tratarse con comprensión y cuidado cuando uno sufre, fracasa o se siente inadecuado, en lugar de juzgarse con dureza. Es un pilar fundamental para tu salud mental.

Se compone de tres elementos esenciales interconectados:

  1. Amabilidad hacia uno mismo: Implica reconocer el sufrimiento y las dificultades sin culparse por ellas, ofreciéndote apoyo en lugar de juicio. Es hablarte con amabilidad cuando más lo necesitas.
  2. Humanidad compartida: Consiste en recordar que el error, la imperfección y el malestar forman parte intrínseca de la experiencia humana. No estás sola en tu sufrimiento; es algo que todos compartimos.
  3. Atención plena (Mindfulness): Nos permite observar lo que sentimos y pensamos en el momento presente, sin exagerarlo ni negarlo, simplemente reconociéndolo con curiosidad y sin juicio.

🔗 Puedes consultar la investigación de Neff en: Kristin Neff – Self-Compassion Research.

 

Autocrítica Destructiva: Cuando tu Voz Interior se Vuelve tu Peor Enemiga

 

Hombre recibiendo críticas destructivas

 

La autocrítica es una forma de diálogo interno que, aunque busca corregir o prevenir errores, lo hace desde el juicio, la exigencia y, a menudo, la dureza. Es la voz interior crítica que nos impide avanzar.

Aunque a veces creemos erróneamente que nos motiva a ser mejores, la investigación muestra que la autocrítica excesiva se asocia directamente con problemas como la depresión, la ansiedad, el perfeccionismo, la baja autoestima y la dificultad en la regulación emocional. Lejos de impulsar, paraliza.

Ejemplos de pensamientos autocríticos recurrentes:

  • “No soy suficiente.”
  • “Siempre lo hago mal, no tengo remedio.”
  • “No tengo derecho a estar triste.”
  • «No tengo motivos para estar así (triste, enfadada, etc)»
  • Debería ser más fuerte, más productiva, más… (lo que sea).”

Es crucial entender que la mente crítica no es “el enemigo”. Generalmente, suele ser una parte de ti que intenta protegerte del fracaso, del rechazo, de la vergüenza o del dolor. Solo que lo hace de una forma poco amable y, a la larga, contraproducente. Aquí es donde la Terapia IFS puede ofrecernos una nueva y poderosa mirada para reducir la autocrítica

 

Terapia IFS: la parte crítica interna y la parte compasiva

 

Según el revolucionario modelo IFS (Internal Family Systems), todas las personas tenemos diferentes «Partes internas» con roles y funciones distintas. No somos un «yo» monolítico, sino un sistema complejo de voces y sentimientos.

La parte crítica interna suele ser una protectora, una figura que desarrolló la estrategia de la exigencia y el juicio en algún momento de nuestra vida para evitar un daño mayor.

Por ejemplo, esta parte pudo aprender que:

  • “Si me anticipo a mis errores y soy la primera en señalar mis defectos, nadie más podrá juzgarme o hacerme daño.”
  • “Si soy perfecta y no me permito fallar, no me rechazarán o abandonarán.”
  • “Si me exijo constantemente, evitaré el dolor de la decepción o el fracaso.”

El trabajo terapéutico con IFS consiste en escuchar la intención positiva que hay detrás de esa parte crítica. Desde nuestro centro (el Self, ese espacio interno de calma, curiosidad, conexión y compasión), podemos establecer un diálogo amable con ella, ofreciéndole una alternativa más sana y eficaz: “Gracias por querer cuidarme, pero puedo cuidarme sin necesidad de castigarme. Tengo otros recursos ahora.”

Cuando establecemos este diálogo interno desde la curiosidad, la conexión y la autocompasión, la autocrítica se suaviza y da paso a una profunda autocomprensión y sanación.

 

Mindfulness y Autocompasión: Cultiva la Amabilidad Contigo Misma Cada Día

abrazarse a uno mismo es un acto de compasión

 

El mindfulness nos enseña a observar lo que ocurre dentro de nosotros (pensamientos, emociones, sensaciones) sin juzgarlo, simplemente notándolo. Esta habilidad es la base para desarrollar la autocompasión.

Cada vez que tomas conciencia de un pensamiento autocrítico y, en lugar de engancharte, eliges responderte con amabilidad y comprensión, estás fortaleciendo un nuevo hábito neuronal: el de la compasión hacia uno mismo.

Ejercicio Práctico: Responde a la Autocrítica con Amabilidad y Consciencia 

 

Este sencillo ejercicio, que combina mindfulness e IFS, te ayudará a transformar tu diálogo interno:

  1. Detente un momento cuando notes una voz interna dura o un pensamiento autocrítico. No intentes reprimirlo.
  2. Nómbrala: Reconoce a esa parte. Puedes decir mentalmente: “Ah, esa es mi parte crítica, la que intenta protegerme de… [un posible miedo, un error]”. Esto ayuda a tomar distancia.
  3. Respira y escucha: Lleva tu atención a tu respiración unas cuantas veces. Luego, con curiosidad genuina, pregúntale a esa parte: “¿Qué es lo que más temes que ocurra si no te exiges tanto?” o “¿De qué estás intentando protegerme ahora mismo?”.
  4. Responde desde la autocompasión: Una vez que sientas o intuyas su intención, respóndele desde tu «Yo» compasivo y sabio: “Gracias por querer cuidarme. Entiendo que intentas protegerme de [menciona lo que teme], pero no necesito hablarme así para estar a salvo. Ahora puedo cuidarme de otra manera, con más amabilidad.”

Este sencillo cambio de enfoque, practicado con regularidad, transformará poco a poco tu relación con la autocrítica y te permitirá hablarte con amabilidad.

 

 

Los Beneficios científicamente comprobados de la autocompasión

Persona comprobando científicamente los efectos

 

Diversos estudios científicos y revisiones sistemáticas han demostrado que la práctica regular de la autocompasión no es solo una idea bonita, sino una estrategia eficaz con profundos beneficios para nuestra salud mental y bienestar:

  • Reduce los niveles de estrés, ansiedad y depresión: Al suavizar la autocrítica y la presión interna.
  • Mejora la regulación emocional y la resiliencia: Nos ayuda a manejar las dificultades con mayor equilibrio y a recuperarnos mejor de los reveses.
  • Aumenta la motivación saludable y la satisfacción con la vida: Nos motiva desde el deseo de crecer, no desde el miedo al fracaso.
  • Fortalece las relaciones: Al ser más amables con nosotros mismos, podemos serlo también con los demás y conectar desde una mayor empatía.

🔗 Revisión científica recomendada: Neff, K.D., & Germer, C.K. (2017). “Self-Compassion and Psychological Wellbeing”. Annual Review of Clinical Psychology.

 

Ejercicios para Cultivar la Autocompasión en tu Día a Día

 

Integrar la autocompasión en tu rutina es más sencillo de lo que parece. Aquí tienes algunos ejercicios para cultivar la autocompasión:

  • Carta compasiva: Escríbete una carta como si se la escribieras a un amigo querido que atraviesa exactamente la misma dificultad que tú. ¿Qué le dirías? ¿Cómo le animarías? Luego, léela sintiendo tus propias palabras.
  • Meditación del amor bondadoso (Metta): Repite frases amables y benevolentes para ti misma, como: “Que pueda estar en paz. Que pueda sentirme segura. Que pueda aceptarme tal como soy. Que pueda ser feliz.” Puedes encontrar guías en YouTube o en apps de mindfulness.
  • Registro amable: Al final del día, en lugar de repasar lo que «hiciste mal», anota tres momentos, por pequeños que fueran, en los que hayas respondido a ti misma con comprensión, paciencia o amabilidad. Esto refuerza el hábito positivo.
  • Toque amable: Cuando te sientas estresada o triste, simplemente coloca una mano sobre tu corazón o cruza tus brazos y date un apretón suave. Este simple gesto físico activa el sistema de cuidado y calma del cuerpo.

 

La Autocompasión es tu Aliada para una Vida Plena y Serena

 

Practicar la autocompasión no significa conformarse, ser débil o dejar de crecer; significa cambiar el modo en que nos acompañamos a nosotras mismas mientras lo hacemos. Es una habilidad fundamental de salud mental que te permitirá vivir con mayor bienestar.

Al tratarte con amabilidad y comprensión, no pierdes exigencia: ganas confianza, resiliencia, una motivación más sana y un equilibrio emocional mucho más sólido. Dejas de ser tu peor crítica para convertirte en tu mejor aliada.

Y si sientes que la autocrítica se ha vuelto una voz demasiado dura, constante y difícil de manejar, la terapia psicológica puede ofrecerte un espacio seguro y las herramientas necesarias para entender a tus partes protectoras y cultivar una voz interna más compasiva, consciente y amable.

 

¿Estás lista para transformar tu diálogo interno y empezar a hablarte con amabilidad? Cuéntame en los comentarios qué ejercicio de autocompasión te animas a probar primero.

Si la autocrítica te limita y te gustaría un acompañamiento profesional para liberarte de su peso, puedes contactar conmigo aquí.

Rumiación Mental: Cómo Detener los Pensamientos en Bucle y Calmar tu Mente

Rumiación Mental: Cómo Detener los Pensamientos en Bucle y Calmar tu Mente

¿Alguna vez has sentido que tu mente es un disco rayado? Como si un mismo pensamiento, una preocupación o un recuerdo doloroso volviera una y otra vez en un bucle sin fin, robándote la calma y dejándote en un estado de agotamiento emocional. Ese ciclo agotador tiene un nombre: rumiación mental.

Lejos de ser una simple reflexión, la rumiación es un patrón de pensamientos negativos repetitivos que alimenta la ansiedad y el malestar. En este artículo, no solo te explicaré qué es y por qué tu mente se queda atrapada, sino que te ofreceré estrategias prácticas para aprender a calmarla. Descubrirás cómo el enfoque de la terapia IFS (Sistema de Familia Interna) puede transformar tu relación con esas voces internas, pasando de la lucha al diálogo compasivo.

Pensamientos en bucle

Rumiación Mental: Cuando tu Mente se Convierte en un Disco Rayado

La rumiación mental es un patrón de pensamiento en el que quedamos atrapados en un ciclo de ideas recurrentes, pasivas y generalmente centradas en problemas, síntomas o malestares pasados. A diferencia de una reflexión constructiva que busca soluciones, la rumiación no conduce a ninguna parte. Solo profundiza en el problema, alimentando emociones como la ansiedad, la tristeza o la culpa.

Algunos ejemplos típicos de pensamientos rumiantes son:

  • “No debería haber dicho eso en la reunión.”
  • “¿Y si todo sale mal en el proyecto?”
  • “Seguro que todos piensan que soy un fraude.”
  • “¿Por qué siempre me pasa esto a mí?”

El Origen de los Pensamientos Rumiantes: ¿Por Qué No Puedo Dejar de Sobrepensar?

La tendencia a rumiar no aparece de la nada. Suele estar alimentada por varios factores psicológicos que, al combinarse, crean el caldo de cultivo perfecto para una mente en bucle:

  • Ansiedad y preocupación excesiva: La mente intenta anticipar y controlar todas las posibles amenazas futuras.
  • Perfeccionismo y autoexigencia: Una creencia rígida de que los errores son inaceptables nos lleva a repasar fallos pasados una y otra vez.
  • Baja autoestima: La rumiación puede centrarse en las propias inseguridades y defectos.
  • Experiencias de estrés o dolor emocional: Intentar «entender» por qué ocurrió algo doloroso puede atraparnos en un bucle sin respuestas.

Desde el enfoque IFS, la rumiación puede entenderse como la voz de una «Parte» interna que intenta protegernos. Esta parte, a la que podríamos llamar «la Analista Incesante», cree que si mantiene el problema en primer plano, podrá evitar un error, un rechazo o un daño futuro. Su intención es buena, pero su estrategia es agotadora: repetir la misma idea sin descanso, creyendo que así nos mantiene a salvo.

El Coste Emocional de una Mente en Bucle

Aunque esa parte protectora crea que está ayudando, la rumiación prolongada tiene un alto coste para nuestra salud mental y nuestro bienestar:

  • Aumenta la ansiedad y el estrés: Mantiene al sistema nervioso en un estado de alerta constante.
  • Dificulta la concentración y el descanso: Es casi imposible centrarse en el presente o conciliar el sueño cuando la mente está en otro lugar.
  • Genera un profundo cansancio emocional: El esfuerzo mental de rumiar es tan agotador como el ejercicio físico intenso.
  • Refuerza los estados de ánimo depresivos: Centrarse continuamente en lo negativo valida y profundiza la tristeza y la desesperanza.

 

5 Estrategias para Salir del Bucle de la Rumiación

Dejar de sobrepensar no se trata de forzar a la mente a quedarse en blanco, sino de cambiar tu forma de relacionarte con los pensamientos. Aquí tienes 5 pasos basados en la psicología y el enfoque IFS.

1. Observa al Pensamiento sin Ser el Pensamiento

El primer paso para no ser arrastrado por la corriente es darte cuenta de que estás en el agua. En lugar de fusionarte con el pensamiento, obsérvalo desde fuera. Prueba a decirte: “Ah, aquí está de nuevo la parte de mí que se preocupa por el trabajo” o “Noto que ha aparecido el pensamiento rumiante sobre la conversación de ayer”. Ponerle nombre crea una distancia psicológica crucial. Desde IFS, este es el primer paso para diferenciar tu «Yo» (el observador calmado) de tus «Partes» (las que contienen el pensamiento).

Gemini Generated Image iryhqmiryhqmiryh 1

2. Ancla tu Atención en el Presente con Mindfulness

Una vez que has notado el pensamiento, la mejor forma de no engancharte es llevar tu atención a otro lugar de forma deliberada. La práctica del mindfulness es la herramienta por excelencia para esto. Concéntrate en las sensaciones de tu respiración, en los sonidos a tu alrededor o en el contacto de tus pies con el suelo. No necesitas que el pensamiento desaparezca, solo decides no darle toda tu energía. Mindfulness y ansiedad: Cómo la atención plena puede ayudarte a recuperar la calma

 

3. Externaliza la Preocupación: el Poder de la Escritura Terapéutica

Dedicar 10 minutos a escribir sin filtro todo lo que esa parte preocupada te está diciendo le da la señal de que ha sido escuchada. Al plasmar los pensamientos rumiantes en papel, estos suelen perder intensidad y caos. Es una forma de decir: “Vale, te oigo. Ya está aquí apuntado para que no se nos olvide. Ahora podemos descansar”.

Escritura terapéutica

4. Dialoga con tu Mente: la Reestructuración Cognitiva

Cuando te sientas con un poco más de calma, puedes dialogar con esos pensamientos desde la curiosidad. No se trata de una lucha, sino de una exploración. Pregúntate: “¿Qué evidencias tengo de que esto que pienso es 100% real?”, “¿Existe una forma alternativa y más compasiva de ver esta situación?”. Este proceso, propio de la terapia cognitivo-conductual, ayuda a flexibilizar las creencias rígidas que alimentan la rumiación.

 

5. Descubre la Intención Positiva: un Enfoque desde IFS

En la terapia IFS, entendemos que cada parte de nosotros, incluso la que nos hace rumiar hasta el agotamiento, tiene una intención positiva. Esta parte no es tu enemiga; es, probablemente, una protectora que trabaja en exceso. Su intención no es hacerte sufrir, sino evitar que cometas un error, que te hagan daño o que pierdas el control.

En lugar de luchar contra ella, prueba a preguntarle con curiosidad:

  • “¿Qué es lo que más te asusta que pueda pasar si dejas de recordarme esto?”
  • “¿De qué estás intentando protegerme?”

Al escuchar su miedo y agradecerle su esfuerzo (“Gracias por intentar mantenerme a salvo”), esa parte se siente reconocida y, a menudo, su intensidad disminuye. No necesitas que desaparezca, solo que confíe en que tú, desde tu «Yo» adulto, puedes gestionar la situación.

¿Cuándo es el Momento de Buscar Ayuda Profesional?

Si la rumiación mental se vuelve constante, interfiere con tu sueño, afecta a tus relaciones o te impide disfrutar de tu vida diaria, puede ser un buen momento para buscar ayuda psicológica. Un proceso terapéutico te ofrece un espacio seguro y herramientas personalizadas para comprender el origen de estos bucles y aprender recursos eficaces para gestionarlos.

Desde un enfoque como IFS, además, podrás relacionarte con tus pensamientos de forma más compasiva y menos crítica, reconociendo que detrás de cada bucle mental hay una parte de ti que necesita cuidado y acompañamiento para poder relajarse. Pídeme más información aquí

Con ayuda profesional es más fácil aprender a calmar la mente

Aprende a Escuchar tu Mente en Vez de Luchar Contra Ella

La rumiación mental es agotadora, pero no es un callejón sin salida ni una condena. Es una señal de que hay una parte de ti que está asustada e intenta ayudarte de la única manera que sabe.

Observar tus pensamientos con curiosidad, aprender a calmarlos con prácticas de mindfulness y descubrir la intención protectora que se esconde detrás de ellos puede transformar por completo tu diálogo interno y ayudarte a vivir con mucha más tranquilidad. No se trata de “silenciar la mente” a la fuerza, sino de aprender a escucharla de otra manera.

Ahora te toca a ti. ¿Cuál de estas estrategias vas a poner en práctica? ¿Te identificas con la sensación de tener la mente en bucle? Compártelo en los comentarios, me encantará leerte.

Si sientes que la rumiación mental está afectando a tu calidad de vida y quieres un acompañamiento profesional para aprender a gestionarla, puedes contactar conmigo aquí.

Cómo Desconectar en la Era Digital: Una Guía de Mindfulness para Reducir la Ansiedad.

Cómo Desconectar en la Era Digital: Una Guía de Mindfulness para Reducir la Ansiedad.

Vivimos con el móvil en la mano, notificaciones constantes y pantallas que reclaman nuestra atención. En este contexto, no es de extrañar que muchas personas experimenten un nivel creciente de ansiedad, fatiga mental y desconexión emocional.

¿Y si el primer paso para reducir la ansiedad fuera desconectarnos… un poco más?

En este artículo te hablo sobre el concepto de mindfulness digital, cómo afecta la hiperconexión a tu salud mental y qué prácticas puedes incorporar para calmar tu mente sin necesidad de renunciar a la tecnología.

Mindfulness Digital: Aprendiendo a usar la tecnología con conciencia

El mindfulness digital no es más que la aplicación de la atención plena (mindfulness) a nuestra interacción con la tecnología. No se trata de demonizar tu smartphone o tus redes sociales, sino de pasar del piloto automático a un uso consciente, intencional y alineado con tu bienestar.

Es llevar esa actitud de presencia que practicamos en la meditación a la forma en que abrimos Instagram, respondemos un correo o simplemente sostenemos el móvil. Se trata de preguntarnos: ¿esto me nutre o me drena?

El Impacto de la Hiperconexión en tu Ansiedad y Sistema Nervioso

La ciencia es clara: diversos estudios han demostrado que el uso excesivo de la tecnología está asociado a un aumento de los síntomas de ansiedad, peor calidad del sueño, menor capacidad de concentración y dificultades en la regulación emocional.

La hiperconexión constante mantiene a nuestro sistema nervioso en un estado de alerta (simpático), como si estuviéramos permanentemente esperando una amenaza. Esta sobreestimulación es agotadora y es un caldo de cultivo perfecto para la ansiedad. Desconectar, aunque sea por breves momentos, permite que nuestro sistema nervioso parasimpático se active, llevándonos a un estado de calma y reparación.

La desconexión digital como herramienta para reducir la ansiedad

La hiperconexión puede mantenernos en un estado de alerta constante, con el sistema nervioso simpático activado casi todo el tiempo. Esto alimenta los síntomas de ansiedad.

Señales de Alerta: ¿Tu Mente Necesita un Detox Digital?

Si te identificas con varios de estos puntos, es una señal clara de que tu mente y tu cuerpo te están pidiendo un respiro:

  • Revisas el móvil de forma compulsiva, a menudo sin saber por qué lo has cogido.
  • Sientes inquietud, irritabilidad o ansiedad si no tienes el dispositivo cerca.
  • Te cuesta concentrarte en una sola tarea sin sentir la necesidad de mirar una pantalla.
  • Después de un rato en redes sociales, te sientes más ansiosa/o, triste o con la autoestima más baja.
  • Tu sueño se ve afectado o lo último que haces antes de dormir y lo primero al despertar es mirar el móvil.

5 Pasos Prácticos de Mindfulness Digital para Calmar tu Mente

Aquí tienes cinco estrategias, inspiradas en un enfoque terapéutico integrador, para empezar a construir una relación más saludable con tu entorno digital.

1. Mini-Retiros Tecnológicos para Resetear tu Sistema Nervioso

No necesitas irte a un monasterio. Dedica unas horas o un día del fin de semana a estar sin pantallas. Avisa a tus seres queridos y planifica actividades que te nutran: un paseo por la naturaleza, leer un libro, cocinar sin tutoriales o, simplemente, no hacer nada.

mujer leyendo con atención plena

2. El Diario de Uso Consciente: Observa sin Juicio

Esta es una herramienta inspirada en la terapia cognitivo-conductual (TCC). Durante un día, anota cuándo coges el móvil y qué emoción sientes justo antes (aburrimiento, soledad, estrés, ansiedad…). Desde la perspectiva de la terapia IFS, puedes acercarte con curiosidad a esa «parte» de ti que busca el móvil. ¿Qué necesita realmente? Quizás no es ver un vídeo, sino un momento de calma o conexión real.

female 865110 1280

3. Rituales de Conexión: Contigo Antes que con el Mundo

Antes de que tu mano busque el móvil por la mañana, regálate cinco minutos. Pueden ser de respiración consciente, de estiramientos suaves o simplemente sintiendo el calor de una taza de té. Este pequeño acto cambia por completo el tono con el que empiezas el día.

gato despertándose en la cama

4. Recupera los Micro-Momentos sin Pantalla

La vida está llena de pequeñas pausas que hemos llenado con tecnología. Intenta:

  • Comer sin el móvil en la mesa.
  • Esperar el autobús simplemente mirando a tu alrededor.
  • Caminar un trayecto corto sin auriculares. Estos micro-espacios son esenciales para que tu cerebro descanse y procese.

esperando al autobus con desconexión digital

5. Meditación sin Guía: Desconecta para Reconectar

Las apps de meditación son fantásticas, pero a veces, la herramienta puede convertirse en otra distracción. Prueba a sentarte en silencio cinco minutos, cierra los ojos y simplemente presta atención a tu respiración. Sin guías, sin música. Solo tú y tu experiencia presente.

estar en el momento presente

Conclusión: Tu Bienestar es la Conexión más Importante

Practicar mindfulness digital no es una moda, es una necesidad para cuidar nuestra salud mental en un mundo que no se detiene. No se trata de eliminar la tecnología, sino de integrarla con sabiduría y autocompasión. Aprender a desconectar no es un lujo, sino un acto de autocuidado radical que calma la ansiedad y te devuelve al centro de tu vida.

¿La Ansiedad y la Hiperconexión te Superan?

Como terapeuta con un enfoque integrador, combino herramientas de mindfulness, IFS, TCC y terapia centrada en la emoción para ayudarte a construir una relación más sana contigo misma/o y con el mundo digital.

Si sientes que necesitas apoyo para gestionar la ansiedad, regular tus emociones y cultivar una vida más presente y serena, estoy aquí para acompañarte.

👉 Reserva tu primera sesión y empecemos a trabajar juntos.

Mindfulness y ansiedad: cómo la atención plena puede ayudarte a recuperar la calma

Mindfulness y ansiedad: cómo la atención plena puede ayudarte a recuperar la calma

Descubre cómo el mindfulness puede ayudarte a gestionar la ansiedad de forma eficaz. Aprende qué es, cómo actúa en tu mente y cuerpo, y ejercicios sencillos para empezar hoy.

¿Qué es el mindfulness y cómo se relaciona con la ansiedad?

El mindfulness, o atención plena, es una práctica que consiste en prestar atención al momento presente con una actitud de apertura, curiosidad y aceptación. No se trata de dejar la mente en blanco ni de eliminar los pensamientos negativos, sino de aprender a relacionarnos con lo que sentimos y pensamos de otra manera.

Cuando vivimos con ansiedad, nuestra mente tiende a anticipar peligros, repasar errores y activar respuestas de alarma incluso cuando no hay una amenaza real. El mindfulness nos invita a frenar ese piloto automático, reconectando con la experiencia presente sin juicio.


Beneficios del mindfulness para reducir la ansiedad

Numerosos estudios han demostrado que la práctica regular de mindfulness tiene efectos positivos sobre el bienestar psicológico y, en particular, sobre la ansiedad. ¿Cómo ayuda?

Regulación del sistema nervioso

La atención plena activa el sistema nervioso parasimpático, responsable de la relajación y la recuperación. Con ello, disminuyen síntomas físicos frecuentes de la ansiedad como la tensión muscular, la aceleración cardíaca o la respiración entrecortada.

Conciencia del momento presente y pensamientos ansiosos

La ansiedad suele atraparnos en pensamientos futuros: “¿Y si…?”, “tengo que…”, “no puedo con esto”. El mindfulness entrena la observación consciente de esos pensamientos, sin dejarnos arrastrar por ellos. Con el tiempo, ganamos perspectiva y dejamos de reaccionar automáticamente.

Mayor conexión con el cuerpo y las emociones

Mindfulness no es solo observar la mente: también incluye al cuerpo. Practicar mindfulness ayuda a detectar señales tempranas de malestar, reconocer emociones como el miedo o la angustia, y tratarnos con más compasión.

estar en el momento presente


Ejercicios prácticos de mindfulness para calmar la ansiedad

Aquí te comparto algunas formas sencillas de empezar a incorporar mindfulness en tu día a día:

1. Respiración consciente

Tómate unos minutos para observar tu respiración. No la fuerces ni la cambies. Solo siente cómo entra y sale el aire, y cada vez que te distraigas (que ocurrirá), vuelve a ese ancla con amabilidad.

2. Escaneo corporal

Acuéstate o siéntate en una postura cómoda. Recorre mentalmente tu cuerpo, desde los pies hasta la cabeza, observando sensaciones, tensiones o emociones presentes sin tratar de cambiarlas.

3. Atención plena en tareas cotidianas

Elige una actividad diaria —como ducharte, cocinar o caminar— y hazla con plena atención. Observa los sonidos, texturas, movimientos, sin poner el piloto automático.

atención plena cocinando


¿Mindfulness o terapia? Cómo combinar ambos enfoques

Aunque el mindfulness es una herramienta poderosa, en muchos casos es recomendable integrarlo dentro de un proceso terapéutico guiado. En mi consulta, combino mindfulness con enfoques como la terapia cognitivo-conductual, la terapia centrada en las emociones o el modelo IFS (Sistema de Familia Interna), adaptándome a las necesidades de cada persona.

El objetivo no es dejar de sentir ansiedad para siempre, sino aprender a relacionarnos de otra forma con ella, con más compasión, conciencia y equilibrio interno.

terapia psicológica


Conclusión: integrar el mindfulness en tu día a día

El mindfulness no es una solución mágica, pero sí una práctica transformadora. Si convives con ansiedad, cultivar una relación más amable y consciente con tu experiencia puede marcar una gran diferencia.

Empieza poco a poco, sin exigencias. Lo importante no es hacerlo perfecto, sino estar presente con lo que hay, tal como es. Y si sientes que necesitas apoyo, recuerda que no estás sola/o: puedes contar con ayuda profesional especializada.


¿Quieres aprender a gestionar tu ansiedad con herramientas basadas en mindfulness y psicoterapia integradora?

Te acompaño en el proceso. En sesiones individuales trabajamos juntas/os desde un enfoque sin juicio, personalizado y eficaz.
👉 Reserva una primera sesión o escríbeme sin compromiso.

¿Cuidarse o calmarse?

¿Cuidarse o calmarse?

A todos no gusta ser capaces de levantar nuestro estado de ánimo cuando nos sentimos tristes. Calmarnos cuando tenemos miedo. Serenarnos cuando estamos furiosos.

Es decir, nos gusta tener habilidades para suavizar las emociones que nos incomodan. Para tranquilizarnos a nosotros mismos.

(más…)